21-05-2017, 10:46
La Seguridad Social considera apto para trabajar a un mirandés ya fallecido
La familia recibe tres semanas después de su muerte un escrito del INSS que corrobora la mejoría de salud y anula su situación de incapacidad permanente
CRISTINA ORTIZ MIRANDA DE EBRO
17 MAY 2017
Indignación, rabia, enfado... difícil definir lo que sintió la pasada semana Ana Gálvez tras recibir una carta del Instituto Nacional de la Seguridad Social que resolvía que su hermano, fallecido tres semanas antes, era considerado apto para reincorporarse a su puesto de trabajo por la «mejoría efectuada» en los problemas pulmonares que le habían llevado a obtener hace casi dos años y medio la incapacidad permanente total.
Las secuelas de una «neumonía atípica» sufrida hace tres ejercicios dejaron a Francisco Javier Gálvez incapacitado para seguir trabajando. «Estuvo muy grave, pero salió adelante; aunque no sabían casi ni cómo», recordó su hermana. Eso sí lo hizo con su salud bastante mermada, por lo que a finales de diciembre de 2015 el INSS le reconoció el derecho a percibir una pensión dado que era imposible que se reincorporara a su puesto como operario en una industria de aerogeneradores.
Una resolución que fue acompañada de revisiones médicas periódicas para constatar cuál era el estado de salud de Javier. «Le tomaban la tensión, le preguntaban cómo se encontraba... pero nadie le miró por dentro para ver cómo evolucionaba de ese cuadro pulmonar», apuntó Ana Gálvez.
Así que cuando recibieron una carta de la Seguridad Social, con registro de salida el 28 de febrero, explicando que su caso había sido revisado «de oficio» por el organismo estatal y que, dado que su salud había mejorado, entendían que podía reincorporarse a su trabajo, la familia no daba crédito a la situación. «Le pasaron de tener reconocida una enfermedad muy grave a una leve, sin más. Sin mirar sus pulmones». Tampoco los tribunales médicos le realizaron ninguna prueba, «solo preguntas».
Concretamente, el escrito señalaba que el cuadro patológico de ese momento, «comparado con el estado de secuelas anterior», suponía «una mejora objetiva, por hallarse con una patología respiratoria con afectación leve» que, por tanto, solo le limitaba «para actividades con requerimientos físicos elevados». Así que se le indicaba que le iban a suprimir la prestación que percibía a partir del 1 de marzo. Es decir, la carta salió del INSSen Burgos el día de antes a que entraran en vigor las nuevas condiciones.
La misma decisión le fue trasladada a la empresa en la que había trabajado Javier, que fue precisamente por quien se enteró de que tenía que volver a trabajar. Y es que en esa carta se recogía expresamente que podía «reincorporarse» a su puesto. Pero, ¿cómo hacerlo si estaba ingresado y entubado? Había ingresado en el hospital de Miranda el 14 de febrero y dos días después fue derivado al HUBU, donde permaneció hasta el 28. Allí volvió cuatro días después al agravarse de nuevo su situación. Complicaciones que no pudo superar y que provocaron su fallecimiento el 14 de abril.
Durante el tiempo de ingreso, además de acompañar a Javier, su familia se ocupó de presentar alegaciones, acompañadas de informes facultativos, con las que demostrar que no estaba en situación de volver a su empleo. «Los propios médicos me dijeron que estuviera tranquila, que mi hermano no iba a volver a trabajar de por vida», recordó.
«No lo han mirado»
Días después recibió otro escrito del INSSinformando de que su reclamación había sido recibida (para entonces su hermano había muerto) y que el caso se revisaría. Así que cuando la pasada semana le volvieron a remitir otra carta pensó que sería para comunicar que el caso había sido cerrado; pero, para su sorpresa, no fue así. El documento fechado el 5 de mayo desestimaba la reclamación interpuesta por la familia y confirmaba la resolución impugnada. «No me lo esperaba». Le seguían considerando apto para trabajar, siempre y cuando no cogiera peso. Exactamente se recoge que «estudiado de nuevo su expediente por el equipo de valoración de incapacidades de esta dirección provincial con fecha 04/05/2016 (se entiende que se refiere a 2017), y a la vista de las alegaciones presentadas, se estima correcta la revisión por mejoría efectuada».
Para entonces hacía tres semanas que había muerto, un hecho que sus hermanas comunicaron a la Seguridad Social el 17 de abril. «Tenían constancia de ese fallecimiento. Es vergonzoso, ni siquiera lo han mirado», lamentó Ana Gálvez, que ya ha contactado con el abogado que gestionaba los trámites de incapacidad de su hermano para elaborar una queja formal ante el INSS. «Esta última respuesta me ha matado. ¿Para qué mandas escritos, informes médicos... si no los miran? No lo ha leído nadie, no se han molestado en analizar su caso», cuestionó su hermana. «Me dan ganas de presentarme ante el director provincial del INSScon la urna de mi hermano y decirle: díselo en persona», zanjó.
http://www.elcorreo.com/miranda/201705/1...33528.html
La familia recibe tres semanas después de su muerte un escrito del INSS que corrobora la mejoría de salud y anula su situación de incapacidad permanente
CRISTINA ORTIZ MIRANDA DE EBRO
17 MAY 2017
Indignación, rabia, enfado... difícil definir lo que sintió la pasada semana Ana Gálvez tras recibir una carta del Instituto Nacional de la Seguridad Social que resolvía que su hermano, fallecido tres semanas antes, era considerado apto para reincorporarse a su puesto de trabajo por la «mejoría efectuada» en los problemas pulmonares que le habían llevado a obtener hace casi dos años y medio la incapacidad permanente total.
Las secuelas de una «neumonía atípica» sufrida hace tres ejercicios dejaron a Francisco Javier Gálvez incapacitado para seguir trabajando. «Estuvo muy grave, pero salió adelante; aunque no sabían casi ni cómo», recordó su hermana. Eso sí lo hizo con su salud bastante mermada, por lo que a finales de diciembre de 2015 el INSS le reconoció el derecho a percibir una pensión dado que era imposible que se reincorporara a su puesto como operario en una industria de aerogeneradores.
Una resolución que fue acompañada de revisiones médicas periódicas para constatar cuál era el estado de salud de Javier. «Le tomaban la tensión, le preguntaban cómo se encontraba... pero nadie le miró por dentro para ver cómo evolucionaba de ese cuadro pulmonar», apuntó Ana Gálvez.
Así que cuando recibieron una carta de la Seguridad Social, con registro de salida el 28 de febrero, explicando que su caso había sido revisado «de oficio» por el organismo estatal y que, dado que su salud había mejorado, entendían que podía reincorporarse a su trabajo, la familia no daba crédito a la situación. «Le pasaron de tener reconocida una enfermedad muy grave a una leve, sin más. Sin mirar sus pulmones». Tampoco los tribunales médicos le realizaron ninguna prueba, «solo preguntas».
Concretamente, el escrito señalaba que el cuadro patológico de ese momento, «comparado con el estado de secuelas anterior», suponía «una mejora objetiva, por hallarse con una patología respiratoria con afectación leve» que, por tanto, solo le limitaba «para actividades con requerimientos físicos elevados». Así que se le indicaba que le iban a suprimir la prestación que percibía a partir del 1 de marzo. Es decir, la carta salió del INSSen Burgos el día de antes a que entraran en vigor las nuevas condiciones.
La misma decisión le fue trasladada a la empresa en la que había trabajado Javier, que fue precisamente por quien se enteró de que tenía que volver a trabajar. Y es que en esa carta se recogía expresamente que podía «reincorporarse» a su puesto. Pero, ¿cómo hacerlo si estaba ingresado y entubado? Había ingresado en el hospital de Miranda el 14 de febrero y dos días después fue derivado al HUBU, donde permaneció hasta el 28. Allí volvió cuatro días después al agravarse de nuevo su situación. Complicaciones que no pudo superar y que provocaron su fallecimiento el 14 de abril.
Durante el tiempo de ingreso, además de acompañar a Javier, su familia se ocupó de presentar alegaciones, acompañadas de informes facultativos, con las que demostrar que no estaba en situación de volver a su empleo. «Los propios médicos me dijeron que estuviera tranquila, que mi hermano no iba a volver a trabajar de por vida», recordó.
«No lo han mirado»
Días después recibió otro escrito del INSSinformando de que su reclamación había sido recibida (para entonces su hermano había muerto) y que el caso se revisaría. Así que cuando la pasada semana le volvieron a remitir otra carta pensó que sería para comunicar que el caso había sido cerrado; pero, para su sorpresa, no fue así. El documento fechado el 5 de mayo desestimaba la reclamación interpuesta por la familia y confirmaba la resolución impugnada. «No me lo esperaba». Le seguían considerando apto para trabajar, siempre y cuando no cogiera peso. Exactamente se recoge que «estudiado de nuevo su expediente por el equipo de valoración de incapacidades de esta dirección provincial con fecha 04/05/2016 (se entiende que se refiere a 2017), y a la vista de las alegaciones presentadas, se estima correcta la revisión por mejoría efectuada».
Para entonces hacía tres semanas que había muerto, un hecho que sus hermanas comunicaron a la Seguridad Social el 17 de abril. «Tenían constancia de ese fallecimiento. Es vergonzoso, ni siquiera lo han mirado», lamentó Ana Gálvez, que ya ha contactado con el abogado que gestionaba los trámites de incapacidad de su hermano para elaborar una queja formal ante el INSS. «Esta última respuesta me ha matado. ¿Para qué mandas escritos, informes médicos... si no los miran? No lo ha leído nadie, no se han molestado en analizar su caso», cuestionó su hermana. «Me dan ganas de presentarme ante el director provincial del INSScon la urna de mi hermano y decirle: díselo en persona», zanjó.
http://www.elcorreo.com/miranda/201705/1...33528.html