16-08-2018, 13:19
Hoy entrevistaron al jefe de Demarcación de carreteras de Asutrias sobre este asunto.
Cita:Un diseño arriesgado y proyectado mediante unos cálculos milimétricos. Así es el puente genovés de Riccardo Morandi, una infraestructura «extremadamente compleja, cuya reparación exigía la precisión de una cirugía de corazón». El exjefe de Demarcación de Carreteras en Asturias e ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, Ignacio García-Arango, define de esta manera la construcción italiana de 1967 que se derrumbó el pasado martes dejando al menos 39 muertos.
«Morandi era un innovador, que jugaba con el diseño y se arriesgaba al máximo», indicó García-Arango, con el riesgo añadido de que «los materiales de entonces no eran tan resistentes como los actuales». Sus diseños contemplaban construcciones complicadas con un solo tirante compuesto por una barra de acero, en lugar de varias como se hace en la actualidad. Por tanto, señala García-Arango, «son puentes muy complejos que requieren una conservación muy atenta».
Pone como ejemplo el de Rande, en Vigo, que «era muy parecido al de Génova». Su reparación se prolongó más de lo esperado por la complejidad que entrañaba, pues «los operarios tuvieron que hacer un trabajo milimétrico». «Imagino que si en Italia no lo hicieron con la misma precisión, pudieron cometer un fallo que derivó en el derrumbe del puente», apuntó García-Arango.
No en vano, contempló también la posibilidad de que el mantenimiento de la infraestructura no fuera el correcto. En España, explicó, lo habitual es revisar los puentes cada uno o dos años. «Primero se hace una inspección visual y en función de ella se procede a estudiar el interior de la estructura», detalló. Es a partir de los seis años cuando comienzan a hacerse reparaciones en el puente para garantizar que sus condiciones sean óptimas. En el caso del de Génova, concluyó García Arango, «se cayó seguramente porque era un puente muy antiguo, con un diseño extremadamente complejo, le faltaba mantenimiento y al repararlo pudieron cometer algún error».
La probabilidad de que una tormenta pueda derribar una estructura de este tipo es escasa. «Si se encuentra en buen estado, es muy complicado que se derrumbe», sentenció García-Arango.
Explica que en estas construcciones los cálculos siempre se hacen al alza. «Se proyectan estimando un peso hasta tres veces mayor del que van a tener que soportar para estar cubiertos. Al igual que con los materiales, que se les presupone una resistencia menor de la que tienen en realidad para garantizar su correcto funcionamiento», puntualizó. Además, se tienen en cuenta los factores climáticos como el viento, la nieve e incluso su resistencia frente a fenómenos meteorológicos más fuertes como terremotos. «Se prevén todo tipo de situaciones a la hora de proyectar un puente», aseguró García-Arango.