Parece que empieza otro proceso para VW, en el que los accionistas se han presentado como acusación y reclaman compensaciones por la bajada del valor de las acciones, debido a la mala fe en el asunto del dieselgate y la ocultación interesada que se hizo de la información que debía estar en poder de los accionistas.
La legislación obliga a las empresas a comunicar cualquier información interna que pueda suponer una variación en el precio de sus acciones tanto a los mercados como a los accionistas y parece claro que este problema iba a traer importantes consecuencias para el bolsillo de los inversores del grupo VW. La empresa según los denunciantes, actuó ocultando la información de forma voluntaria actuando en contra de la legalidad y provocando importantes quebrantos económicos a los accionistas.
Recordemos que las acciones de VW se desplomaron un 40% en los días siguientes al dieselgate, lo que supuso una pérdida de valor de unos 50.000 millones de euros.
En la demanda hay 3.560 accionistas, grandes y pequeños, que exigen una indemnización. Lo reclamado asciende a más de 9 mil millones de euros, ni más ni menos. Estos demandantes basan la denuncia en el incumplimiento de la obligación de información. Según ellos, la dirección del grupo era consciente del fraude y debía haber revelado esta información entre 2008 (fecha de creación del software fraudulento) y 2015, cuando el escándalo estalló.
Ahora el tribunal tendrá que responder a cuestiones como si ha sido realmente una información que se debió comunicar, la cronología de los hechos, qué personas de la directiva lo conocían, en qué momento se enteraron, si la ocultación fue deliberada o quiénes fueron los que tomaron la decisión de hacerlo.
VW continúa alegando que esto fue una decisión de un grupo de ingenieros que no comunicaron nada a nadie y que la empresa si acaso, no midió la magnitud del problema porque pretendía solucionarlo de manera amistosa. Sobre los accionistas, creen que esa información ni era relevante ni obligatorio comunicarla.
Hasta el momento la broma del dieselgate ha costado unos 27.000 millones de € a VW, que pueden aumentar de manera importante si esta demanda prospera, que además puede ser aún mayor porque accionistas de Porsche AG, empresa que es además principal accionista de VW, se sienten perjudicados y estudian también llevar adelante su propia reclamación. También el gobierno alemán, adoptó medidas que han permitido demandas colectivas de particulares que pueden beneficiar a 2 millones de clientes en sus reclamaciones contra el gigante de Wolfsburg.
Recordemos que dos directivos de VW en EEUU están en prisión y que el ex-jefe de Audi Rupert Stadler sigue detenido por el escándalo. No sería raro, que al menos rodasen cabezas por destituciones o dimisiones, e incluso más imputaciones judiciales y altos cargos en prisión.
La legislación obliga a las empresas a comunicar cualquier información interna que pueda suponer una variación en el precio de sus acciones tanto a los mercados como a los accionistas y parece claro que este problema iba a traer importantes consecuencias para el bolsillo de los inversores del grupo VW. La empresa según los denunciantes, actuó ocultando la información de forma voluntaria actuando en contra de la legalidad y provocando importantes quebrantos económicos a los accionistas.
Recordemos que las acciones de VW se desplomaron un 40% en los días siguientes al dieselgate, lo que supuso una pérdida de valor de unos 50.000 millones de euros.
En la demanda hay 3.560 accionistas, grandes y pequeños, que exigen una indemnización. Lo reclamado asciende a más de 9 mil millones de euros, ni más ni menos. Estos demandantes basan la denuncia en el incumplimiento de la obligación de información. Según ellos, la dirección del grupo era consciente del fraude y debía haber revelado esta información entre 2008 (fecha de creación del software fraudulento) y 2015, cuando el escándalo estalló.
Ahora el tribunal tendrá que responder a cuestiones como si ha sido realmente una información que se debió comunicar, la cronología de los hechos, qué personas de la directiva lo conocían, en qué momento se enteraron, si la ocultación fue deliberada o quiénes fueron los que tomaron la decisión de hacerlo.
VW continúa alegando que esto fue una decisión de un grupo de ingenieros que no comunicaron nada a nadie y que la empresa si acaso, no midió la magnitud del problema porque pretendía solucionarlo de manera amistosa. Sobre los accionistas, creen que esa información ni era relevante ni obligatorio comunicarla.
Hasta el momento la broma del dieselgate ha costado unos 27.000 millones de € a VW, que pueden aumentar de manera importante si esta demanda prospera, que además puede ser aún mayor porque accionistas de Porsche AG, empresa que es además principal accionista de VW, se sienten perjudicados y estudian también llevar adelante su propia reclamación. También el gobierno alemán, adoptó medidas que han permitido demandas colectivas de particulares que pueden beneficiar a 2 millones de clientes en sus reclamaciones contra el gigante de Wolfsburg.
Recordemos que dos directivos de VW en EEUU están en prisión y que el ex-jefe de Audi Rupert Stadler sigue detenido por el escándalo. No sería raro, que al menos rodasen cabezas por destituciones o dimisiones, e incluso más imputaciones judiciales y altos cargos en prisión.