No siempre las medidas que benefician a los trabajadores, perjudican a los empresarios. Un trabajador que gana más, es un consumidor que compra más o puede pagar más caros los productos. Es un poco el sentido de tener un sueldo mínimo más alto. Habrá empresas donde suponga un problema, pero en general casi todas las empresas se lo podrán permitir y eso hará que haya más dinero en juego, personas que dedican sus exiguos recursos a subsistir, podrán tener un excedente tras cubrir sus necesidades básicas, dinero que en gran medida revertirá de nuevo a través del círculo del consumo en las mismas empresas y en el Estado en forma de más impuestos que podrá a su vez dedicar más dinero a mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos. Las personas no trabajamos para acumular dinero, sino para consumir. Incluso el ahorro, tiene un destino consumista en general, para dedicarlo a compras grandes.
Un sistema de Estado que provee de sanidad, educación, jubilación y cobertura social a sus ciudadanos, permite que la gente pueda gastarse su dinero sin miedo al futuro, sin necesitar un colchón y por tanto destinar sus ingresos a consumir. Esta es la idea que se impuso en las sociedades más avanzadas tras el fin de la 2ª Guerra Mundial, el origen de la socialdemocracia. A nivel político se desactivan los movimientos socialistas que podían tumbar el sistema capitalista puesto que la gente tiene derechos, protección social, bienes, proyectos y se hace conservadora, no como había sucedido desde los orígenes del capitalismo. Jornadas laborales dignas, vacaciones pagadas, cobertura social, sanidad y educación públicas... reivindicaciones socialistas demonizadas durante décadas de capitalismo atroz (y presentes en la URSS desde antes de la guerra), de repente fueron aplicadas por los gobiernos democráticos en algunos países.
Como ya había dicho el político conservador español Antonio Maura al empezar el siglo XX, si no hacemos la revolución desde arriba, nos la harán desde abajo y había miedo entre las clases privilegiadas a que el descontento de la mayoría de la población, desembocase en un proceso revolucionario que acabase con su forma de vida y más, tras haberse visto en el ejemplo alemán en términos de violencia y ruso en cuanto a caída de las clases poderosas, a dónde podían llevar los descontentos sociales a los países. Pero también se descubrió que era una fórmula de progreso y enriquecimiento para industrias, empresas y sistema financiero al multiplicar la capacidad de consumo convirtiendo al trabajador en consumidor. Ayudado por las mejoras tecnológicas en el transporte y la producción perfeccionadas durante la II Guerra Mundial, este sistema es el que ha traído más desarrollo y paz, sobre todo a Europa.
Espero que desde arriba, se den cuenta de que la deriva neoliberal que llevamos viendo desde hace tiempo, ha hecho crecer el populismo de unos pocos que arrastra a cada vez más gente descontenta hacia posiciones que pueden poner fin a un sistema que con sus luces y sus sombras ha sido el que mejor ha funcionado en la historia de la humanidad.
Un sistema de Estado que provee de sanidad, educación, jubilación y cobertura social a sus ciudadanos, permite que la gente pueda gastarse su dinero sin miedo al futuro, sin necesitar un colchón y por tanto destinar sus ingresos a consumir. Esta es la idea que se impuso en las sociedades más avanzadas tras el fin de la 2ª Guerra Mundial, el origen de la socialdemocracia. A nivel político se desactivan los movimientos socialistas que podían tumbar el sistema capitalista puesto que la gente tiene derechos, protección social, bienes, proyectos y se hace conservadora, no como había sucedido desde los orígenes del capitalismo. Jornadas laborales dignas, vacaciones pagadas, cobertura social, sanidad y educación públicas... reivindicaciones socialistas demonizadas durante décadas de capitalismo atroz (y presentes en la URSS desde antes de la guerra), de repente fueron aplicadas por los gobiernos democráticos en algunos países.
Como ya había dicho el político conservador español Antonio Maura al empezar el siglo XX, si no hacemos la revolución desde arriba, nos la harán desde abajo y había miedo entre las clases privilegiadas a que el descontento de la mayoría de la población, desembocase en un proceso revolucionario que acabase con su forma de vida y más, tras haberse visto en el ejemplo alemán en términos de violencia y ruso en cuanto a caída de las clases poderosas, a dónde podían llevar los descontentos sociales a los países. Pero también se descubrió que era una fórmula de progreso y enriquecimiento para industrias, empresas y sistema financiero al multiplicar la capacidad de consumo convirtiendo al trabajador en consumidor. Ayudado por las mejoras tecnológicas en el transporte y la producción perfeccionadas durante la II Guerra Mundial, este sistema es el que ha traído más desarrollo y paz, sobre todo a Europa.
Espero que desde arriba, se den cuenta de que la deriva neoliberal que llevamos viendo desde hace tiempo, ha hecho crecer el populismo de unos pocos que arrastra a cada vez más gente descontenta hacia posiciones que pueden poner fin a un sistema que con sus luces y sus sombras ha sido el que mejor ha funcionado en la historia de la humanidad.