04-06-2019, 07:24
Pues me has hecho recordar cuando vivia en la sierra, que circulaba a diario por varias carreteras de doble sentido (ahora ya practicamente no las piso, y me gustaban mucho). Una mañana me dispuse a adelantar a alguien que en principio parecia un conductor normal y corriente. Recta, visibilidad perfecta, linea discontinua, no venia nadie de frente... señalizo, cambio al carril izquierdo, comienzo a adelantar y cuando me pongo justo a su altura... acelera. Pero no para impedir la maniobra, sino para quedarse en paralelo. Cuanto mas aceleraba yo, mas aceleraba el. Si levantaba el pie, lo levantaba el. Y no es que la zona de adelantamiento se acabase, es que aparecia a lo lejos un vehiculo en sentido contrario.
Tuve que dar frenazo, meterme como pude a la derecha de nuevo... y fue tal el cabreo, la impotencia que senti, que no se como pude controlarme de no embestirlo por detras para detenerlo, sacarlo del coche y reventarle la cabeza a puñetazos.
Tuve que dar frenazo, meterme como pude a la derecha de nuevo... y fue tal el cabreo, la impotencia que senti, que no se como pude controlarme de no embestirlo por detras para detenerlo, sacarlo del coche y reventarle la cabeza a puñetazos.