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La verdad es que llevar uno es una experiencia única e inolvidable. Jamás se me olvidará el rugido del motor, como tira, la sensación de lujo y rapidez en un coche que tiene unos asientos más cómodos que los de mi casa. El sonido celestial al salir al pegarle un pisotón en la incorporación a una autovía, la facilidad pasmosa de coger velocidad. La verdad es que es impresionante, aunque por dentro fuera un mix extraño, con cueros de alta calidad y plásticos plata pintados y que, en el caso que probé yo, algo gastados, sobre todo el pomo.