Ha comenzado antes de lo esperado la producción del Model Y, el SUV medio de la marca y que será pieza muy importante para su futuro. Se empezará a distribuir en EEUU a partir de marzo y a Europa llegaría aproximadamente dentro de un año.
También se han presentado los resultados del último trimestre y con ellos Tesla enlaza 2 seguidos con beneficios, pero no impide que presente unas pérdidas totales de 862 millones de dólares en 2019. 2020 no se presenta mal con el Model Y a la vuelta de la esquina y la fábrica china a pleno rendimiento. Han sido capaces de contener el aumento de costes y batirán récord de producción. A priori parece que puede ser un año que despeje su futuro. Y eso parece que lo agradece el mercado con una subida del precio de la acción y una capitalización récord de más de 100.000 millones de dólares, más que VAG y cerca de Toyota. Tesla vale más, que Ford y GM juntas. No sé vosotros, pero encaja con el concepto de burbuja.
Y todo mientras su deuda crece y llega a los 13.500 millones de dólares y se echa un jarro de agua fría sobre dos joyas de la corona presentadas por Elon Musk hace tiempo, el Tesla Semi y la conducción autónoma.
El primero ha sido aplazado sine die. Parece ser que tras montones de demostraciones y muestras del camión de Tesla que revolucionaría el transporte por carretera, la incapacidad para producir baterías ha dado al traste con el proyecto.
Sobre la conducción autónoma, no sabe uno si reír o llorar con sus declaraciones, ya que ha dicho "La función completa solo significa que tiene alguna posibilidad de ir de su casa al trabajo sin intervenir en el vehículo, pero eso no significa que el sistema funcione bien".
Vamos, que podría hacerlo, pero realmente si sucede es de puta chiripa porque el coche aún no puede hacerlo. Algo totalmente ridículo y más cuando prometió atravesar EEUU sin intervención en 2020 desde 2018. Digamos que están vendiendo coches bajo la promesa de que conducirán solos cuando deberían decir coches que tal vez algún día, conduzcan solos.
Pero a Musk la estrategia de prometer y prometer le sale bien, sige creando expectativas ilusionantes sobre la empresa y atrae dinero y capital, mantiene alta la paciencia de inversores y deudores y mientras va librando.
También se han presentado los resultados del último trimestre y con ellos Tesla enlaza 2 seguidos con beneficios, pero no impide que presente unas pérdidas totales de 862 millones de dólares en 2019. 2020 no se presenta mal con el Model Y a la vuelta de la esquina y la fábrica china a pleno rendimiento. Han sido capaces de contener el aumento de costes y batirán récord de producción. A priori parece que puede ser un año que despeje su futuro. Y eso parece que lo agradece el mercado con una subida del precio de la acción y una capitalización récord de más de 100.000 millones de dólares, más que VAG y cerca de Toyota. Tesla vale más, que Ford y GM juntas. No sé vosotros, pero encaja con el concepto de burbuja.
Y todo mientras su deuda crece y llega a los 13.500 millones de dólares y se echa un jarro de agua fría sobre dos joyas de la corona presentadas por Elon Musk hace tiempo, el Tesla Semi y la conducción autónoma.
El primero ha sido aplazado sine die. Parece ser que tras montones de demostraciones y muestras del camión de Tesla que revolucionaría el transporte por carretera, la incapacidad para producir baterías ha dado al traste con el proyecto.
Sobre la conducción autónoma, no sabe uno si reír o llorar con sus declaraciones, ya que ha dicho "La función completa solo significa que tiene alguna posibilidad de ir de su casa al trabajo sin intervenir en el vehículo, pero eso no significa que el sistema funcione bien".
Vamos, que podría hacerlo, pero realmente si sucede es de puta chiripa porque el coche aún no puede hacerlo. Algo totalmente ridículo y más cuando prometió atravesar EEUU sin intervención en 2020 desde 2018. Digamos que están vendiendo coches bajo la promesa de que conducirán solos cuando deberían decir coches que tal vez algún día, conduzcan solos.
Pero a Musk la estrategia de prometer y prometer le sale bien, sige creando expectativas ilusionantes sobre la empresa y atrae dinero y capital, mantiene alta la paciencia de inversores y deudores y mientras va librando.