14-01-2021, 23:09
Oye pues estamos aquí pensando, en cómo podríamos solicitar que el congreso nos declarase zona catastrófica cada una de las 20 veces que nieva, porque ciertamente es una catástrofe incalculable. No veáis como se ponen las aceras de nieve que no se puede transitar por ellas, y luego se hielan y hay que andar con mucho cuidado, sobre todo la gente mayor, aunque es complicado porque como las aceras son intransitables no queda otra que ir por la calzada. La gente mayor mejor en sus casa, aunque eso supone que los vecinos tenemos que hacerles los recados, la compra, traerles las medicinas de la farmacia... Y luego está el centro de salud que no puede dejar de funcionar, y a las interminables tareas de los empleados de servicios múltiples hay que sumarle el limpiar y acondicionar los accesos del mismo. Por no hablar de que a tu vecina la enfermera le haces el favor de llevarla en el todoterreno a su turno en el centro de salud, porque su Opel Corsa está enterrado bajo 2 metros de nieve. Y bueno no nos queda otra que echar sal por todos lados para poder tener una mínima movilidad, aunque es un desastre natural y ecológico, y no veáis como destroza el pavimento y los coches. Aún y todo la nieve cuaja con mucha facilidad porque por las carreteras hay poco tránsito y no se deshace con el transitar, vuelve a cuajar enseguida, por lo que a tus gastos fijos hay que sumarle el proveerte de unos buenos neumáticos de invierno, que cada uno paga de su bolsillo.
Qué decir de las repercusiones económicas, brutales. La gente limita su movimiento muchísimo y por ende el consumo. No sale casi nadie al bar, se va menos a la tienda y esos días se tira de despensa. Se deja de repostar combustible porque los coches están parados y hay mucha gente que pierde días de trabajo por no poder desplazarse a trabajar a la capital, con el perjuicio que eso les provoca. Y que los ganaderos tengan suerte y no se les muera algún animal de frío o inmovilizado en el monte, a veces hay que organizar partidas para ir a rescatar alguno que otro. No vienen turistas y los restaurantes, hoteles y casas rurales tienen que seguir pagando alquileres, letras y autónomos. Por supuesto los empleados no los pueden tener mirando al techo, y se arreglan para que se vayan a casa gastando algún día de vacaciones. La chica que viene a dar la clase de pilates no puede desplazarse y si no da la clase no cobra, porque trabaja por horas. Lo mismo para los gremios que estén haciendo alguna obra, si es rehabilitación y están a cubierto pueden seguir, pero como sea obra nueva de alguna casa nueva tienen que parar no por días, sino por semanas hasta que se vaya mayor parte de la nieve. El pescatero que viene semanalmente a vender no llega, por lo que él se queda sin la venta y tú desabastecido de salmonetes. Ídem con el carnicero. Al ferretero del pueblo le podría ir mejor, pero como todo el mundo ya tiene su pala, no va nadie y también tiene que cerrar.
Luego está la tragedia ecológica y también económica de la rotura y caída de cientos de árboles, que dejan de ser un activo turistico-ecológico y también económico, puesto que en su mayoría son arboles maderables a futuro, y que perderán su valor maderable y pasarán a ser leñosos reduciendo su valor de mercado a una décima parte. No es moco de pavo cuando la explotación maderera es una de las principales fuentes de ingresos del ayuntamiento, por no decir la única. Y claro esos árboles y ramas que se rompen y caen a menudo lo hacen contra en tendido eléctrico, y te quedas sin suministro eléctrico 2 o3 días, hasta que consiguen restablecerlo. Pero no os penséis que luego en la factura a final de mes se descuentan esos días sin suministro, no señor, que para eso son amigos de los que están en el congreso. Y la basura, que no se nos olvide la basura que se queda acumulada y desbordada en los contenedores porque el camión no puede realizar el servicio de recogida. Por suerte no huele mucho con el frío que hace, pero es el reclamo perfecto para todos los gatos del pueblo que acuden raudos y veloces a rasgar las bolsas y desperdigar toda la basura por el suelo nevado y helado. Se cae la nieve de los tejados y vuelve a bloquear las calles, o te lleva la cañería de viaje, y que no se le haya ocurrido a alguien aparcar debajo un momento mientras le dejaba las medicinas a alguien, porque igual tiene el techo del coche a la altura de los asientos. Tampoco me quiero olvidar de las acometidas de agua de las casas, si ves que va a hacer mucho frío hay que abrir la arqueta del contador y taparlo con sacos y mantas para que no se hiele y te quedes sin agua con la que cocinar, lavar, y asearte.
Cada vez es un drama y un suplicio, una catástrofe que pone patas arriba el día a día de todos y nos condiciona y perjudica físicamente, psicologicamente, socialmente y económicamente. Yo pienso que está más que justificado que se nos ayude a paliar los efectos de estas crisis sobrevenidas, y la declaración de zona catastrófica nos permitiría acceder a ayudas económicas que mitigasen en parte los graves perjuicios que sufrimos. A ver si para mañana cuantificamos las pérdidas y alguna radio local quiere venir a darnos voz.
Qué decir de las repercusiones económicas, brutales. La gente limita su movimiento muchísimo y por ende el consumo. No sale casi nadie al bar, se va menos a la tienda y esos días se tira de despensa. Se deja de repostar combustible porque los coches están parados y hay mucha gente que pierde días de trabajo por no poder desplazarse a trabajar a la capital, con el perjuicio que eso les provoca. Y que los ganaderos tengan suerte y no se les muera algún animal de frío o inmovilizado en el monte, a veces hay que organizar partidas para ir a rescatar alguno que otro. No vienen turistas y los restaurantes, hoteles y casas rurales tienen que seguir pagando alquileres, letras y autónomos. Por supuesto los empleados no los pueden tener mirando al techo, y se arreglan para que se vayan a casa gastando algún día de vacaciones. La chica que viene a dar la clase de pilates no puede desplazarse y si no da la clase no cobra, porque trabaja por horas. Lo mismo para los gremios que estén haciendo alguna obra, si es rehabilitación y están a cubierto pueden seguir, pero como sea obra nueva de alguna casa nueva tienen que parar no por días, sino por semanas hasta que se vaya mayor parte de la nieve. El pescatero que viene semanalmente a vender no llega, por lo que él se queda sin la venta y tú desabastecido de salmonetes. Ídem con el carnicero. Al ferretero del pueblo le podría ir mejor, pero como todo el mundo ya tiene su pala, no va nadie y también tiene que cerrar.
Luego está la tragedia ecológica y también económica de la rotura y caída de cientos de árboles, que dejan de ser un activo turistico-ecológico y también económico, puesto que en su mayoría son arboles maderables a futuro, y que perderán su valor maderable y pasarán a ser leñosos reduciendo su valor de mercado a una décima parte. No es moco de pavo cuando la explotación maderera es una de las principales fuentes de ingresos del ayuntamiento, por no decir la única. Y claro esos árboles y ramas que se rompen y caen a menudo lo hacen contra en tendido eléctrico, y te quedas sin suministro eléctrico 2 o3 días, hasta que consiguen restablecerlo. Pero no os penséis que luego en la factura a final de mes se descuentan esos días sin suministro, no señor, que para eso son amigos de los que están en el congreso. Y la basura, que no se nos olvide la basura que se queda acumulada y desbordada en los contenedores porque el camión no puede realizar el servicio de recogida. Por suerte no huele mucho con el frío que hace, pero es el reclamo perfecto para todos los gatos del pueblo que acuden raudos y veloces a rasgar las bolsas y desperdigar toda la basura por el suelo nevado y helado. Se cae la nieve de los tejados y vuelve a bloquear las calles, o te lleva la cañería de viaje, y que no se le haya ocurrido a alguien aparcar debajo un momento mientras le dejaba las medicinas a alguien, porque igual tiene el techo del coche a la altura de los asientos. Tampoco me quiero olvidar de las acometidas de agua de las casas, si ves que va a hacer mucho frío hay que abrir la arqueta del contador y taparlo con sacos y mantas para que no se hiele y te quedes sin agua con la que cocinar, lavar, y asearte.
Cada vez es un drama y un suplicio, una catástrofe que pone patas arriba el día a día de todos y nos condiciona y perjudica físicamente, psicologicamente, socialmente y económicamente. Yo pienso que está más que justificado que se nos ayude a paliar los efectos de estas crisis sobrevenidas, y la declaración de zona catastrófica nos permitiría acceder a ayudas económicas que mitigasen en parte los graves perjuicios que sufrimos. A ver si para mañana cuantificamos las pérdidas y alguna radio local quiere venir a darnos voz.