Yo recuerdo una anécdota buenísima con una cosechadora.
Siendo chavalete, no sé si tendría siquiera 18, eran fiestas en el pueblo que está al lado del pueblo en el que tienen mis padres una casa.
Yo tenía un grupo de amigos que eran de todos lados y como es lógico, habiendo fiesta allí que nos fuimos. Encima un hijo del pueblo había emigrado y hecho fortuna y todos los años pagaba las fiestas y entre las cosas que había ese año gratuitas, estaba una barra libre de tequila.
Pues allí nos fuimos, que seríamos media docena, por el camino andando el km que había entre los dos pueblos. Un camino en no muy buen estado, con mucho canto rodado suelto y que quedaba a cierta distancia de la carretera, con un suave montículo de tierra de labranza, que llegaba hasta ella e impedía su visión directa.
Total, que pasó lo que tenía que pasar. Chavaletes, fiesta, barra libre de chupitos de tequila y la vuelta a casa a muy altas horas de la madrugada, se hizo con alguno de los miembros de la expedición, en condiciones de verticalidad y consciencia, bastante precarias. Especialmente un amigo de San Sebastián.
Total, que íbamos tan tranquilos entre tropezones cuando al poco unas luces que venían del otro lado del montículo, iluminaban por encima la cresta de éste produciendo unos efectos luminosos.
- ¿Qué ez ezo? - Preguntó alertado mi amigo donostiarra.
- Son extraterrestres. - Respondió un gracioso.
- ¡¡¡¿Eztzatedeztez?!!!. - Y presa del pánico echó a correr en dirección contraria.
Como era el único que no bebía, era el único que no iba cocido, así que era el único en condiciones de ir a por mi amigo antes de que tropezase con una piedra y se descalabrase. Lo alcanzo y estaba en pánico.
- Tío, zon ozniz... eztzatedeztez que noz quieren daptar.... era realmente complicado entenderle en ese estado.
Traté de tranquilizarle y lo llevé al grupo donde el resto seguían muertos de risa.
Seguimos andando y yo me quedé junto a mi amigo que iba balbuceando cosas ininteligibles.
Otra vez, otro juego de luces.... otro gracioso.
- ¡Mira!. ¡Un OVNI!.
- ¡¡Un OZNI??!!.
Y de nuevo mi amigo que intenta huir del secuestro alienígena, pero como estaba a mi lado le sujeto. Realmente se creía lo que decía, tenía miedo de verdad y luchaba conmigo para soltarse y largarse corriendo del peligro alienígena. Otra vez que le tranquilizo mientras todos se descojonaban. Ya les digo con un tono serio que paren pero el tequila les había vuelto gilipollas.
Otra vez en marcha, alguno entra en razón y me ayuda a tranquilizarle, que si los ovnis no existen, que serán coches que pasan por la carretera, que no tenga miedo... el resto apenas pueden caminar de las risas que se estaban echando. Continuamos marcha y de repente escuchamos un zumbido que iba aumentando. Venía de nuestra izquierda, donde el montículo tenía su parte más alta a unos 20-30 metros de distancia. Nos detenemos todos y quedamos mirando en esa dirección mientras el ruido iba aumentando. Y de repente, una cosechadora con sus potentes baterías de luces, emerge en medio de la noche, el sonido deja de estar amortiguado por el terreno y con la sugestión de los OVNIS, ahí nos quedamos todos unos segundos petrificados. Los que se reían se callaron de repente. Los que no nos reíamos lidíabamos con unos segundos de confusión, mientras mi amigo, emprendía una huída frenética en medio de la noche gritando -¡Eztrzatedeztez!. ¡Eztzatedeztez!.
Pese a su estado me costó alcanzarlo, se le había pasado la borrachera de golpe.
Y bueno, gracias a que el susto le había provocado un cierto momento de lucidez, ya pudo entender lo que pasaba, mientras la cosechadora maniobraba delante de nosotros y continuaba con su labor, ignorante de los sucesos tequílicos que se habían desarrollado en el camino contiguo.