Pobrecito, DEP.
Mi mujer trabaja en comedores escolares y estas cosas las llevan a rajatabla, con especial cuidado a eso mismo, que otros niños puedan provocar un accidente. Los compañeros de clase suelen estar advertidos así que en el comedor también lo hablan con los demás.
Cuando mis hijos empezaron en infantil, con 3 años tenían un compañero que tenía también intolerancia múltiple a alimentos. El personal del cole tenía una inyección preparada y los padres les explicaron el proceso en caso de crisis. Que es muy fuerte el tema, como pasó con este chiquillo puedes morirte en minutos.
El niño era alucinante cómo estaba educado y concienciado, los padres tenían la certeza de que por su propia voluntad no comería ni tocaría los alimentos que tenía prohibidos, pero el riesgo estaba en el resto de niños. Así que se nos pidió a los padres que explicásemos esto a los críos y también se trabajó mucho en el colegio esto con los nños.
A mediada la primaria los padres cambiaron de zona y llevaron al crío a otro colegio, hace unos pocos años nos encontramos con ellos y por lo visto el chaval se curó, igual con el cambio hormonal o vete a saber, pero la verdad es qeu tener un hijo con un problema así es vivir con la cabeza dentro de la guillotina.
Y como dice el primo de Stig, cada vez va a más. Ayer creo, comentaron esto y una médica decía que esa obsesión por la limpieza extrema hace que nuestro organismo no entrene ni mejore su sistema inmunológico y a la mínima, el cuerpo no es capaz de reaccionar ni adaptarse y tenemos un problema.
Esto de qeu hoy los niños no juegan en los parques, si juegan lo hacen en parques acolchados y limpios, no pueden caerse, mancharse, hacerse daño.... no es vivir como en un suburbio de Nairobi, pero cuando éramos niños había una higiene suficiente y al mismo tiempo, pues comíamos a bocaos una chocolatina compartida con otros, si se caía un bocadillo al suelo no le perdonabas, le sacudías un poco, le soplabas y para el buche. Jugábamos en la calle, los parques eran de gravilla, había barro, jugábamos con bichos, con palos, piedras, mojándonos en charcos, hacíamos comidas con tierra.... y casi nadie tenía nada.
Recuerdo un matrimonio que coincidíamos mucho en el parque y tenía un niño de la edad de los nuestros. Los padres no sabían si lo tenían o si lo soñaban. Obsesionados con que no se mancase, no se ensuciase... cuando empezó a caminar, comentábamos que habíamos puesto protecciones en las esquinas de una mesa baja y cierres en algún cajón, ellos habían forrado el pasillo por si caía no se diese un golpe. Todo así.
Ese niño, siempre andaba con catarros, abrigado hasta en verano, si hacía frío no le veías en el parque, era un niño débil físicamente y por supuesto, tenía alergias alimentarias.
En fin, que cada vez somos más gilipollas, vamos hacia lo que mostraba la película de Wall-E.
Mi mujer trabaja en comedores escolares y estas cosas las llevan a rajatabla, con especial cuidado a eso mismo, que otros niños puedan provocar un accidente. Los compañeros de clase suelen estar advertidos así que en el comedor también lo hablan con los demás.
Cuando mis hijos empezaron en infantil, con 3 años tenían un compañero que tenía también intolerancia múltiple a alimentos. El personal del cole tenía una inyección preparada y los padres les explicaron el proceso en caso de crisis. Que es muy fuerte el tema, como pasó con este chiquillo puedes morirte en minutos.
El niño era alucinante cómo estaba educado y concienciado, los padres tenían la certeza de que por su propia voluntad no comería ni tocaría los alimentos que tenía prohibidos, pero el riesgo estaba en el resto de niños. Así que se nos pidió a los padres que explicásemos esto a los críos y también se trabajó mucho en el colegio esto con los nños.
A mediada la primaria los padres cambiaron de zona y llevaron al crío a otro colegio, hace unos pocos años nos encontramos con ellos y por lo visto el chaval se curó, igual con el cambio hormonal o vete a saber, pero la verdad es qeu tener un hijo con un problema así es vivir con la cabeza dentro de la guillotina.
Y como dice el primo de Stig, cada vez va a más. Ayer creo, comentaron esto y una médica decía que esa obsesión por la limpieza extrema hace que nuestro organismo no entrene ni mejore su sistema inmunológico y a la mínima, el cuerpo no es capaz de reaccionar ni adaptarse y tenemos un problema.
Esto de qeu hoy los niños no juegan en los parques, si juegan lo hacen en parques acolchados y limpios, no pueden caerse, mancharse, hacerse daño.... no es vivir como en un suburbio de Nairobi, pero cuando éramos niños había una higiene suficiente y al mismo tiempo, pues comíamos a bocaos una chocolatina compartida con otros, si se caía un bocadillo al suelo no le perdonabas, le sacudías un poco, le soplabas y para el buche. Jugábamos en la calle, los parques eran de gravilla, había barro, jugábamos con bichos, con palos, piedras, mojándonos en charcos, hacíamos comidas con tierra.... y casi nadie tenía nada.
Recuerdo un matrimonio que coincidíamos mucho en el parque y tenía un niño de la edad de los nuestros. Los padres no sabían si lo tenían o si lo soñaban. Obsesionados con que no se mancase, no se ensuciase... cuando empezó a caminar, comentábamos que habíamos puesto protecciones en las esquinas de una mesa baja y cierres en algún cajón, ellos habían forrado el pasillo por si caía no se diese un golpe. Todo así.
Ese niño, siempre andaba con catarros, abrigado hasta en verano, si hacía frío no le veías en el parque, era un niño débil físicamente y por supuesto, tenía alergias alimentarias.
En fin, que cada vez somos más gilipollas, vamos hacia lo que mostraba la película de Wall-E.
