Este tipo de declaraciones son la prueba de la absoluta desconexión que hay entre los reguladores y el mundo real.
Los fabricantes quieren fabricar coches diesel y los clientes quieren comprarlos. Eso debería ser todo lo que haga falta para que el mercado se regule solo, sin influencia política.
Los fabricantes quieren fabricar coches diesel y los clientes quieren comprarlos. Eso debería ser todo lo que haga falta para que el mercado se regule solo, sin influencia política.