En casa tenemos dos gatas, Nere y Rubi. Son el yin y el yang.
La primera en llegar a casa fue Nere, hace ya 6 años. Una gata blanca y sorda de nacimiento, al parecer es algo muy común entre los gatos de pelo blanco y ojos azules. Mis padres la adoptaron cuando tenía tan solo dos o tres meses, hasta tiempo después no nos dimos cuenta de que la pobre era sorda como una tapia.
Sus aficiones son dormir (a poder ser sobre tus piernas cortándote la circulación ), comer y tirarme las maquetas al suelo, esa es su forma de llamar la atención cuando tiene hambre. Le encanta que la acaricien, pero solo cuando ella quiere, me parto cuando me cruzo con ella por el pasillo, la voy a acariciar y baja el lomo para que no la toque. Pero la jodida se hace querer.
A Rubi la adoptamos hará cosa de dos años. Es mucho más nerviosa que Nere y no puede para quieta, le encanta jugar, cazar (desde pájaros, topos o culebrillas nos ha traído a casa) y que la mimen, se le cae hasta la baba cuando le rascas la cabeza. A la jodida le encanta subirse a cualquier sitio y por las mañanas es abrir la puerta de la habitación y ya está apoyada en la manilla de la puerta de la cocina para escaparse a alguna de las habitaciones y meterse en la cama de alguien.
La primera en llegar a casa fue Nere, hace ya 6 años. Una gata blanca y sorda de nacimiento, al parecer es algo muy común entre los gatos de pelo blanco y ojos azules. Mis padres la adoptaron cuando tenía tan solo dos o tres meses, hasta tiempo después no nos dimos cuenta de que la pobre era sorda como una tapia.
Sus aficiones son dormir (a poder ser sobre tus piernas cortándote la circulación ), comer y tirarme las maquetas al suelo, esa es su forma de llamar la atención cuando tiene hambre. Le encanta que la acaricien, pero solo cuando ella quiere, me parto cuando me cruzo con ella por el pasillo, la voy a acariciar y baja el lomo para que no la toque. Pero la jodida se hace querer.
A Rubi la adoptamos hará cosa de dos años. Es mucho más nerviosa que Nere y no puede para quieta, le encanta jugar, cazar (desde pájaros, topos o culebrillas nos ha traído a casa) y que la mimen, se le cae hasta la baba cuando le rascas la cabeza. A la jodida le encanta subirse a cualquier sitio y por las mañanas es abrir la puerta de la habitación y ya está apoyada en la manilla de la puerta de la cocina para escaparse a alguna de las habitaciones y meterse en la cama de alguien.